17 febrero 2013

Margot


Paré en un restaurante-hostal de carretera a desayunar, los camiones ocupaban gran parte del parking, sus conductores estarían desperezándose para emprender su viaje. Los jamones adornaban el techo de la barra, un bigotón obeso jugaba a la tragaperras, la camarera no tenía acento de Burgos, pedí una cerveza y un bocata de jamón; ni la retirada de puntos, ni los ilustrativos anuncios de la DGT cambiaran mis hábitos alimenticios. De las escaleras que daban a las habitaciones empezaban a brotar cuerpos grandes embobecidos, acompañados por un halo a after save y reflex,  también bajaba alguna que otra puta traída expresamente de algún club cercano (ese aroma sí me resultaba familiar). En quince minutos el bar estaba lleno de prisas y despedidas. Una mano se posó en mi hombro – Qué tal, cuánto tiempo –Ya ves, me cambiaron la ruta, tú también estas lejos de donde te encontré la última vez – A mi también me hacen cambiar de ruta – A las cinco tengo que estar en un polígono de Benavente, me sobra tiempo –Pues es tu día de suerte, la habitación esta paga hasta las doce, si no te importa acostarte donde hace unas horas roncaba un fresador de Cigales -Contigo me acostaría en esa cama aunque acabaran de levantar el cadáver putrefacto de un alcalde de vox.
A la una nos despedimos -¿Te llevo a algún sitio? –No, unas compañeras vienen a comer, quedé con ellas, trabajamos en un club a menos de un kilómetro de aquí –Pues me pasaré a verte, me has dado más amor en una hora, que lo que muchos puedan llegar a recibir en toda su miserable y aseada vida.
Empezaba el goteo de gente para almorzar: un viejo hablaba solo y se rascaba los güevos, dos tipos discutían de no sé que entrenador portugués, la televisión difamaba sobre la crisis mundial,  en la puerta del negocio se hacinaba un grupo de fumadores entre esputos y toses. Hoy no habría dado ni un duro por este día, aunque de vez en cuando dudo sobre la existencia de los ángeles. Entré en la cabina del camión, busqué una vieja cinta de Malevaje y la introduje en el radio-cassete, quería continuar el viaje soñando con Margot.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡¡¡¡A que coño esperas!!!!!! ¿Suelta algo...?